GÖRLITZER PARK

Ubicación: Görlitzer Str.3, 10997.

Bajo la magia de una antigua estación ya cerrada, hoy vengo a enseñarles el parque que la marca. Desde mil novecientos noventa y cuatro así remodelada.

Tiene fantasía, tiene esperanza. Como todas esas ubicaciones de la ciudad, solo con mirarlas ya formas parte de la hazaña.  Este parque gigante tiene catorce hectáreas, muchos campos deportivos y miles de canastas. Un zoo interactivo al que todavía no he ido. Y un pequeño lago, este creo que lo he visto. 

Fue el primer lugar en sorprenderme. Recuerdo subir en un bus de dos plantas antes, arriba y abajo, chuleantes. Teníamos una botella de agua, la compartíamos ahí sentados, mientras rodábamos. Esas rápidas caladas esperando, me dejaron la garganta cantando.

Al adentrarme al parque, ya todo era energizante. Sabanas de césped tan largas como el mar se ve en España. Tenía sus atenuaciones como árboles otoñales representado la época de la temporada. Aunque el frío en todas partes era congelante, justo aquí, el sol lo mando a su casa acostarse.

Compremos un par de cervezas. Si, de esas de Berlín, medio litro por botellín. Encontremos la estabilidad perfecta entre unas escaleras, un grupo de jóvenes cantantes y con el sol enfocándonos la cabeza. Nos alejemos un poco de los chavales con el balón de baloncesto. Puede hacer rebote y golpearnos de pleno.

Solo sentía la esencia de voces a izquierda y derecha, relajación, el sol era mi perdición, me enamoraba. Brillaba como un enero por la mañana.

Decidimos adentrarnos y voltear un poco el terreno. A la vuelta de la esquina miles de negritos vendía en su tienda mercancía prohibida. 

Para terminar con el día, mientras mi amado sol se escondía, en un campo de baloncesto, grande pero honesto juguemos un partido de fútbol contentos. Eran una pareja, un chico y una chica. Ella de Brasil, pelo rizado, bajita y coqueta. El chico era alto, rubio y especialmente buena gente. No recuerdo de donde era ni su nombre.

Despedirse no resultó incómodo. Pudimos expresarnos en inglés para cada domingo aquí volvernos a ver. Y ahora nuestro saludo de grupo, puño, codo y nos vemos compañeros.